septiembre 13, 2013

Desahogo...

Es raro lo que hoy siento y creo que no es primera vez, pero nunca lo había analizado ni prestado algo de importancia a esto que puede sonar egoísta y mal agradecido de mi parte, pero simplemente es lo que me pasa y trato de descubrir el por qué de todo, porque evidentemente el del problema soy yo, ya que nadie ha hecho o dicho algo para que me pase esto.

A pesar de que siempre estoy acompañado y rodeado de personas a las que quiero y sé, me quieren también; me siento muy solo, siento un gran vacío dentro de mi corazón y cabeza y por más que trato de llenarlo con las sonrisas y afectos que me entregan a cada momento me es imposible.

No es algo que me pase todo el tiempo, pero últimamente si de forma muy frecuente.

¿Qué es lo que pasa que me siento así?

¿Qué estoy haciendo mal?

¿Por qué todo el cariño que me entregan hace que aún me sienta vacío?

A ratos siento que los colores se desvanecen y la luz se va atenuando poco a poco.

¿Qué es esto?

¿Por qué lo siento?

¿Por qué ocurre cada vez con mayor frecuencia?

Lucho por encontrar las respuestas. Me esfuerzo y sólo concluyo que la culpa es mía. Que no hay responsables.

Cada quién sigue con su vida y hace lo que quiere o lo que puede, para lograr hacer lo que quiere... ¿y yo? yo ni siquiera sé por dónde empezar.


"Déjenme llorar quiero sacarlo de mi pecho, 
con mi llanto apagar este fuego que arde adentro, 
Déjenme llorar quiero despedirme en silencio, 
hacer mi mente razonar que para esto no hay remedio..."
- Carla Morrison -


septiembre 05, 2013

I fell in love...

Aún recuerdo la primera vez que la vi. Fue un flechazo directo al corazón. Recuerdo perfectamente su aroma, una fragancia que mezclaba la esencia de algunas flores y el dejo suave de la brisa que acompañaba al día maravilloso en el que nos conocimos, esa brisa refrescante que peinaba nuestros cabellos a su antojo y permitía a las palmeras saludar a todo aquel que se cruzaba en su camino. El sol, radiante y lleno de energía, fue el testigo de cómo mis pupilas se dilataron y mi corazón empezó a agitarse como si corriera un maratón.

El día avanzaba y mi amor aumentaba. Nada podría quitar la sonrisa de mi rostro ni el brillo de mis ojos. Todo ese día fue perfecto y no hubo mala cara que borrara el gesto de felicidad que permanecía estampado en mi rostro.

Todo fue mágico y lo que más me atrajo fue sentir que todas esas emociones que recorrían mi cuerpo no eran casualidad ni mucho menos algo pasajero, sino que todo lo contrario, es como si tenía que estar ahí y para siempre y lo sigo sintiendo, sé que ese es mi lugar y que debo estar ahí para siempre.


Me enamoré de la ciudad de mis sueños y L.A. te advierto que volveré para quedarme porque tienes algo que me pertenece y que estoy dispuesto a recuperar: mi vida.