septiembre 30, 2015

Destino...

Blair Waldorf dijo que es “para perdedores. Que solo es una excusa estúpida para esperar que las cosas pasen en vez de hacer que pasen”, y si bien encuentro que tiene algo de razón con ello, porque prefiero hacer que las cosas pasen a dejar que solo pasen (o no pasen), creo que también todo sucede por algo, y hoy, más que nunca, me he convencido de que el destino existe y que hace que nuestras vidas tomen un sentido diferente, o que cada persona que pone en nuestro camino es importante por algo, así como también nosotros estamos aquí por algo.

Hoy me pasaron muchas cosas que me han hecho pensar en ‘el destino’. Detalles que si no le damos vuelta son solo anécdotas de la vida, pero ¿qué pasa si son esos detalles los que nos hacen tomar decisiones? ¿o si esos detalles producen cambios importantes a nuestra vida?

Comencé a preguntarme cosas como esas después de que de la nada me cruzara con personas que no pensé ver, pero que aparecieron y me regalaron una sonrisa. Todo se da y punto.

No tenía planeado estar ahí en ese momento, pero todo surgió y fue ahí, en ese lugar especial, bajo el calor y la luz de un sol maravilloso, acompañados por una brisa refrescante y envolvente; fue ahí donde me regalaste tu sonrisa. Donde me paralizaste por un segundo en el que volví a escuchar tu voz. Ese segundo que aún me hace sonreír, ese segundo que tengo grabado.


La verdad es que no es nada importante, pero fue gracias a ese segundo que me replanteo todo y que empiezo a creer en lo que mi amiga me dijo: “es el destino”. Ahí nace todo otra vez. El destino y sus números que algo me quieren decir. ¿Felicidad? ¿Cambios? ¿Etapas? Sea lo que sea, pase lo que pase, seguiré sonriendo y feliz, porque así lo siento, porque así lo quiero.

septiembre 21, 2015

Do it...

Hoy me cansé de esos “me gustaría”, “algún día”, “podría hacerlo”, “si pudiera” y todas esas frases que nos hacen calmar la ansiedad por algo que nos apasiona pero tenemos miedo de arriesgarnos a por ellas.

Decidí correr el riesgo, dejar de pensar en los demás o en lo bueno o malo que pueda resultar de aquello. Solo hay que correr el riego y atreverse a ‘cruzar el río’, porque ¿qué es lo peor que nos puede pasar? ¿Perder? ¿No lograrlo? ¿Quedar donde iniciamos? Nada puede peor que quedarnos con las ganas de, por lo menos, haberlo intentado.


La vida continúa y cambia en cada segundo, cambiemos también con ella. Arriesguémonos, dejemos los miedos a un lado y, si no podemos hacerlo, cambiemos junto con ellos, pero no nos quedemos estáticos. La vida es una y nunca sabemos cuándo acaba, puede ser hoy o en cincuenta años más, pero lo importante es que cuando la mecha de vida se extinga podamos haber hecho todo lo que siempre quisimos.