Blair Waldorf dijo que es “para
perdedores. Que solo es una excusa estúpida para esperar que las cosas pasen en
vez de hacer que pasen”, y si bien encuentro que tiene algo de razón con ello,
porque prefiero hacer que las cosas pasen a dejar que solo pasen (o no pasen),
creo que también todo sucede por algo, y hoy, más que nunca, me he convencido
de que el destino existe y que hace que nuestras vidas tomen un sentido
diferente, o que cada persona que pone en nuestro camino es importante por
algo, así como también nosotros estamos aquí por algo.
Hoy me pasaron muchas cosas que me han
hecho pensar en ‘el destino’. Detalles que si no le damos vuelta son solo
anécdotas de la vida, pero ¿qué pasa si son esos detalles los que nos hacen
tomar decisiones? ¿o si esos detalles producen cambios importantes a nuestra
vida?
Comencé a preguntarme cosas como esas
después de que de la nada me cruzara con personas que no pensé ver, pero que
aparecieron y me regalaron una sonrisa. Todo se da y punto.
No tenía planeado estar ahí en ese
momento, pero todo surgió y fue ahí, en ese lugar especial, bajo el calor y la
luz de un sol maravilloso, acompañados por una brisa refrescante y envolvente;
fue ahí donde me regalaste tu sonrisa. Donde me paralizaste por un segundo en
el que volví a escuchar tu voz. Ese segundo que aún me hace sonreír, ese
segundo que tengo grabado.
La verdad es que no es nada importante,
pero fue gracias a ese segundo que me replanteo todo y que empiezo a creer en
lo que mi amiga me dijo: “es el destino”. Ahí nace todo otra vez. El destino y
sus números que algo me quieren decir. ¿Felicidad? ¿Cambios? ¿Etapas? Sea lo que
sea, pase lo que pase, seguiré sonriendo y feliz, porque así lo siento, porque
así lo quiero.
