Hoy me cansé de esos “me gustaría”, “algún día”, “podría
hacerlo”, “si pudiera” y todas esas frases que nos hacen calmar la ansiedad por
algo que nos apasiona pero tenemos miedo de arriesgarnos a por ellas.
Decidí correr el riesgo, dejar de pensar en los demás o en
lo bueno o malo que pueda resultar de aquello. Solo hay que correr el riego y
atreverse a ‘cruzar el río’, porque ¿qué es lo peor que nos puede pasar? ¿Perder?
¿No lograrlo? ¿Quedar donde iniciamos? Nada puede peor que quedarnos con las
ganas de, por lo menos, haberlo intentado.
La vida continúa y cambia en cada segundo, cambiemos también
con ella. Arriesguémonos, dejemos los miedos a un lado y, si no podemos hacerlo,
cambiemos junto con ellos, pero no nos quedemos estáticos. La vida es una y
nunca sabemos cuándo acaba, puede ser hoy o en cincuenta años más, pero lo
importante es que cuando la mecha de vida se extinga podamos haber hecho todo
lo que siempre quisimos.

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